CAPITULO IV
Al llegar a mi casa, simplemente pensé
que dirían mis padres, ya que era evidente mi estado, solo abrí la puerta y me
enfrente a lo que vendría. La verdad no temí pero si me arrepentía de alguna
manera. Al abrir la puerta y prender la luz del recibidor me di cuenta que
todas las luces estaban apagadas y simplemente por una extraña razón nadie estaba
en casa. En ese momento subí a mi recamara y me encerré como un fugitivo,
pensaba que el mundo me observaba, era una paranoia que invadía mi calma al
mismo tiempo, era una sicosis que no me dejaba tranquilo, solo que como les
había comentado, consecuencia lógica mi consciente resulto salvando el
inminente problema. Solo me acosté a despejar mi mente y decidí dormir, para
que todo terminara, ya que estaba harto de dichos síntomas.
En la mañana siguiente no pensé nada, en
nada en lo absoluto. Hasta que llegué al colegio, la verdad fue otro momento
incomodo, que no estaba preparado. Otra vez ahí el cabrón de Roberto.
─Estuvo de locos, la cannabis de ayer. Como siempre con
una voz que daban ganas de enterrarle un lápiz en el ojo, sin pensar las
consecuencias.
No me quedo otro remedio que responder algo, por lo
menos una afirmación, cosas que hice.
─Sí
que estuvo de locos. ¿Has visto a Jorge?, pregunté.
─Claro, estuve con él hace un momento.
─Oye te dejo, hablamos luego. Le respondí, lo que quería era alejarme.
Comencé a pensar que todo fue normal, y que ellos
estaban igual de mal viajados el día anterior. Pero Roberto se sonrió cuando dijo
lo de la cannabis, creo que me estoy volviendo loco solo me cuestiono cosas sin
sentido pero al mismo tiempo sé que lo dijo por algo, tenía un motivo y no era
decir que estuvo de locos, lo conozco y sí que lo conozco bien. De pronto
comenzaron a venir a mi mente otros sucesos y charlas de Roberto con otros
compañeros, y claro que si el tipo lo dijo por algo y fue por mí, lo que haré
es buscar a Jorge y sacarle algo.
No tuve que caminar mucho, Jorge estaba platicando con
Leonardo un amigo. Leonardo era un chico muy tranquilo pero siempre estaba con
Jorge, con Roberto y conmigo, la verdad el
nunca opinaba de la Marihuana y nunca quiso fumar.
Solo me acerque a saludarlos, al darle la mano a
Leonardo, Jorge se sonrió, era un idiota, la verdad creo que es de esos chicos
que existen en cualquier aula de clases, no quería juzgarlo pero de verdad parecía que traficaba con drogas, ¿Drogas?. La marihuana no es una droga, ya que no tiene ni un componente químico pero que
diablos, estábamos con Jorge y Leonardo. Al reírse Jorge me di cuenta que lago
había pasado, y simplemente pasó un minuto y no aguanto y dijo:
─
¿Por qué tan nervioso ayer?
Leonardo lo acompaño en coro, ¿Por qué tan nervioso?
Me
reí y simplemente dije:
─Son unos idiotas.
La verdad no sabía que decir; será que todo lo que viví
fue una alucinación, metí mi mano al bolsillo de mi camisa, y no estaban las
hojas que arranque del libro. Pues era obvio, quedo en la ropa sucia, pero si
lavaban la ropa podría perderse, y nunca saber si fue verdad. En ese momento
solo me preocupaban dos cosas, la hoja y las cosas que pensaba, de verdad cuestionaba
todo y lo juro todo, contaba los pasos, me preguntaba porque no había metido un
paragua a la mochila era evidente que llovería, el nivel de humedad en el aire
era muy alto, el viento venia del norte y en el norte se lograba a ver como a
ochenta kilómetros nubes espesas, ¿será que yo era el único viendo todos esos
factores solo para meter un paraguas a la mochila?