—¡ojo verde deslumbrado en la equina!
Evidente nada tranquilas corrían muy deprisa,
se maquillan siempre, esta vez
el maquillaje se les olvida.
Y que desdicha
una de ellas resbaló de manera repentina
que pesadilla, y una de ellas gritó:
—¡No grites o te quedarás sin saliva!
—¡No le pidas a dios o no saldremos vivas!
Eran tres las que caminaban felices en el día
pero cuando cae la noche hasta el más valiente se
pone de rodillas, de su existencia cualquiera lo dudaría
y si lo vivieras a los ojos, jamás lo superarías.
Hace mucho tiempo un sujeto con talento
comenzó a obsesionarse con los muertos,
no tenia padre ni madre, hermano
solo tenía un oscuro departamento.
leía tanta anatomía y tanatología
que la muerte comenzó a ser su filosofía,
y de nacimiento sus ojos muy diferentes
padecientes de una severa heterocromía.
¿y donde iría cada noche a practicar lo que leía?,
pues al primer jardín, a crear una historia sin fin,
relatada por el mismísimo stephen king.
Pero que error de estar una noche ahí.
No era loco ni demente
solo una persona con la mente
diferente y lamentablemente
comenzó a matar mujeres,
misogino y maldito con rabia
pues despues de matar cada noche
nunca recordaba nada.
Al caer al suelo la chica volteo a ver al cielo
a pedirle a dios que todo fuese un sueño,
observando una estrella verdosa a lo lejos,
se daba cuenta que ese color, era un ojo izquierdo.
tras suplicaciones y oraciones la luz se disipaba,
era su alma o la luz que se alejaba
a sus amigas ya no escuchaba
su sistema cardíaco casi no funcionaba.
Y es que esta vez no escuchó los consejos,
cuando cayó al suelo emanó un profundo lamento.
Dejó la vida ir como un tren sin pasajeros
por ver aquella estrella a lo lejos
era el iris izquierdo de un hombre viejo
ser altanero que con su vista funde el acero,
mirada atenta que en tu mente fecunda el miedo.
El maquillaje que se olvido en la banca
nada más y nada menos era de la mujer que agonizaba
el hombre viejo vio que estaba aterrorizada,
si el no se hubiera enamorado habría muerto estrangulada,
y de sus amigas ya no se sabía nada,
corrieron aterrorizadas en ese punto que la amistad no vale nada.
El le dijo: —No te haré nada ya no estés asustada,
ten maquíllate quiero verte motivada
no pretendo que seas mi esclava
solo quiero que seas mi mujer soñada,
y algún día por mi ser pintada, pero
lamentablemente la chica ya no respiraba.
Desde aquella noche esa calle es solitaria,
solo quedó una historia extraordinaria.
y con un mensaje de forma literaria,
una metáfora terrorífica pero necesaria.
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